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Serie Iluminando el Camino, parte 3: La Historia de una Familia con Olimpiadas Especiales

Madre e hija sonríen para una foto
Claudia (izquierda) y su hija, Paola (derecha).

La trayectoria de Claudia Peña con Olimpiadas Especiales inició a través de su hija, Paola, pero rápidamente se convirtió en una experiencia familiar compartida, en donde su familia no sólo encontró comunidad, sino un significado más profundo de inclusión y resiliencia.

Claudia ha sido voluntaria con Special Olympics México por más de 16 años, y se unió al Consejo Global de Liderazgo Familiar (GFLC, por sus siglas en inglés) en el 2023. El GFLC reúne a representantes de cada región de Olimpiadas Especiales en el mundo, y sirve como una voz colectiva para las familias dentro del movimiento global de Olimpiadas Especiales, ayudando a dirigir y fortalecer el involucramiento familiar a nivel mundial. El GFLC está comprometido en desarrollar estrategias significativas, ofreciendo comentarios constructivos sobre las iniciativas familiares, y promoviendo la participación activa de la familia en todos los niveles.

Este mes, estamos compartiendo la tercera parte de una serie global que resalta los siete miembros del GFLC y su conexión a la salud.

Dos personas paradas al inicio de un carril de bolos empujan una bola de bolos por la rampa.
Paola (izquierda) y Claudia (derecha) participan en una actividad de bolos.

Claudia, mamá orgullosa y defensora de la inclusión, inició su historia con Olimpiadas Especiales cuando su hija Paola tenía seis años. De niña, Paila fue diagnosticada con discapacidad intelectual y del desarrollo (DID) y epilepsia, y un par de años después, diagnosticada con autismo. Durante esos años, Claudia gran parte de su tiempo visitando terapeutas, doctores y psicólogos, y buscando una escuela que pudiera cumplir con las necesidades de Paola. Sin embargo, había muy pocas opciones disponibles; algunas eran demasiado caras, y otras no sabían cómo mejor apoyar a Paola.

En lugar de rendirse, Claudia tomó cartas en el asunto. En el 2006, fundó un centro de apoyo ante la falta de centros educativos para niños con discapacidad intelectual y del desarrollo (DID). El centro colaboró estrechamente con familias, niños y adolescentes con DID, diseñó cursos de capacitación para docentes y brindó apoyo escolar a través de programas de acompañamiento. Durante una reunión con diversas organizaciones, Claudia conoció a Olimpiadas Especiales y sus programas. Tras escuchar las historias de los atletas de Olimpiadas Especiales, supo que quería formar parte del Movimiento.

Poco después de esa reunión, Claudia y Paola se unieron a Special Olympics México y se prepararon para la natación, un deporte de verano que ofrecía el Programa Nacional. Al participar en la natación, Claudia fue testigo de la transformación que experimentaba cada atleta al practicar el deporte, viéndolos reír, jugar y conectar entre sí. Presenció cómo los padres compartían consejos y se apoyaban mutuamente, creando un espacio libre de prejuicios y estigmas.

Desde entonces, Claudia se ha convertido en una voluntaria dedicada: participa como miembro del GFLC, en el Programa de Familias de Olimpiadas Especiales América Latina (SOLA) desde el 2016 y se involucra en los programas de Salud de Olimpiadas Especiales. 

Para muchas familias, la salud representa uno de los mayores desafíos al cuidar a una persona con discapacidad intelectual y del desarrollo (DID). A menudo, las familias tienen acceso limitado a los servicios de salud, enfrentan limitaciones financieras y encuentran que existe una falta de comprensión entre los proveedores sobre cómo tratar y cuidar a las personas con DID.

Gracias a los programas de Salud de Olimpiadas Especiales, como los Foros de Familia y Salud y Atletas Saludables de Olimpiadas Especiales®, Claudia ha presenciado un cambio real. Durante un Foro de Familia y Salud, Claudia recordó el respeto y la dedicación que los médicos mostraron hacia los atletas y sus familias. Claudia comentó: “Los médicos los hicieron sentir importantes y cómodos. Las familias estaban muy contentas de recibir una atención a la que no estaban acostumbradas”.

“También es importante mencionar que algunas familias no tienen los recursos económicos para comprar anteojos o llevar a sus hijos a revisiones médicas periódicas. La mayoría de las veces, solo buscan atención médica en casos de emergencia o cuando hay un problema grave. Y cuando los padres fallecen o envejecen, los atletas adultos suelen recibir aún menos atención, a menos que un hermano o familiar se haga cargo. Por eso los programas de salud preventiva son tan importantes”
Claudia Peña, mamá de Paola Peña y madre de Olimpiadas Especiales

Hoy, Paola tiene 25 años y disfruta jugando a los bolos con atletas de todo nivel de habilidades. Claudia compartió que esta es una de las lecciones más valiosas que le han enseñado Olimpiadas Especiales: la participación es inclusión.

La historia de Claudia y Paola es un poderoso recordatorio de la fortaleza y la dedicación que las familias aportan al movimiento de Olimpiadas Especiales. Para conocer más historias y recursos para la participación familiar, visita: https://www.specialolympics.org/get-involved/families o escribe a solafamilies@specialolympics.org