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¿Cuáles son los criterios para diagnosticar discapacidad intelectual?

El diagnóstico de discapacidad intelectual se basa en tres criterios fundamentales: un funcionamiento intelectual significativamente por debajo del promedio, limitaciones en habilidades adaptativas (conceptuales, sociales y prácticas), y aparición de estas dificultades antes de los 18 años.
Bebé con síndrome de down jugando con una pelota en Olimpiadas Especiales

Recibir un diagnóstico de discapacidad intelectual no es un final. Es un punto de partida.

Es el inicio de un proceso que, con la información adecuada y los apoyos correctos, puede transformarse en una oportunidad para comprender, acompañar y construir un entorno en el que cada persona pueda desarrollar su potencial.

En el caso de la discapacidad intelectual (DI), llegar al diagnóstico adecuado es clave para acceder a intervenciones educativas, médicas y sociales que promuevan el bienestar y la autonomía. Por eso es fundamental conocer qué se evalúa, cómo se evalúa y quién participa en este proceso.

¿Qué se evalúa para confirmar un diagnóstico de discapacidad intelectual (DI)?

Según los criterios establecidos por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), el diagnóstico de discapacidad intelectual se basa en tres aspectos fundamentales que deben cumplirse simultáneamente:

1. Limitaciones significativas en el funcionamiento intelectual

Se trata de dificultades en áreas como:

  • Razonamiento.
  • Resolución de problemas.
  • Planificación.
  • Pensamiento abstracto.
  • Memoria.
  • Aprendizaje académico.

Este aspecto se evalúa a través de pruebas estandarizadas aplicadas por profesionales de la psicología. Un cociente intelectual (CI) inferior a 70-75 puede ser un indicador, pero el diagnóstico no se basa solo en una cifra, sino en un análisis más amplio que considera el contexto y las características de la persona.

2. Limitaciones en el comportamiento adaptativo

Estas son las habilidades que permiten a una persona desenvolverse de forma independiente en su vida cotidiana, de acuerdo a su edad y contexto cultural. Se agrupan en tres áreas:

  • Habilidades conceptuales: lectura, escritura, uso del dinero, manejo del tiempo, razonamiento.
  • Habilidades sociales: relaciones interpersonales, empatía, respeto por normas y códigos sociales.
  • Habilidades prácticas: higiene personal, alimentación, movilidad, seguridad, tareas del hogar o uso de servicios comunitarios.

Estas habilidades se evalúan mediante entrevistas y cuestionarios dirigidos a los cuidadores principales y personas que conviven con el niño o adolescente.

3. Inicio durante el desarrollo (antes de los 18 años)

Para confirmar el diagnóstico de discapacidad intelectual, las dificultades intelectuales y adaptativas deben haber comenzado durante la infancia o adolescencia. Esto permite distinguir la DI de otras condiciones adquiridas en la adultez, como lesiones cerebrales o deterioros cognitivos.

¿Quién realiza el diagnóstico?

El diagnóstico de DI no se hace de forma aislada. Es un proceso que involucra un equipo interdisciplinario:

  • Psicólogos clínicos o educativos.
  • Médicos pediatras especializados en desarrollo.
  • Terapeutas ocupacionales, del habla o fisioterapeutas (según necesidad).
  • Educadores y orientadores escolares.

Este equipo trabaja en conjunto para analizar los resultados de las evaluaciones y construir un perfil integral del niño o la niña, considerando sus habilidades, desafíos, contexto familiar y entorno educativo.

>> Más información sobre el diagnóstico

¿Por qué es importante un diagnóstico claro y temprano?

Un diagnóstico no es una etiqueta. Es una herramienta que permite:

  • Acceder a servicios y terapias personalizadas.
  • Diseñar planes educativos del cuidado.
  • Promover la autonomía y autoestima.
  • Prevenir barreras futuras en la escuela y la comunidad.
  • Acompañar a la familia con más claridad y confianza.

Además, permite a las familias acudir a grupos de apoyo, comprender mejor el desarrollo de su hijo y construir vínculos sólidos con profesionales que los acompañarán a lo largo del camino.

>> Más información sobre planes de tratamiento

El compromiso de Olimpiadas Especiales

niña con discapacidad intelectual jugando en evento de Olimpiadas Especiales

Con nuestra guía Comienzo Saludable, en Olimpiadas Especiales ofrecemos orientación clara y apoyo a las familias que enfrentan un diagnóstico de discapacidad intelectual o retraso en el desarrollo. Sabemos que los primeros pasos pueden ser confusos, pero también sabemos, por experiencia, que cuando hay acompañamiento, información confiable y el acceso a una comunidad inclusiva hacen toda la diferencia.

Además, nuestros programas, como Atletas Jóvenes, Deportes Unificados y Atletas Saludables, promueven el desarrollo físico, emocional y social de niños, jóvenes y adultos con discapacidad intelectual.

A través del deporte, el juego y la conexión humana, Olimpiadas Especiales impulsa el desarrollo integral, el liderazgo y la inclusión de personas con discapacidad intelectual en todo el mundo.

Visita la web > Comienzo Saludable de Olimpiadas Especiales y Descarga la Guía en PDF.